El martes 2 de septiembre se inauguraron las Jornadas de la «Asociación Bíblica Española» (ABE), en la Universidad de Alcalá de Henares, enmarcadas este año en la celebración del V centenario de la Biblia Políglota Complutense. Dieron su bienvenida y centraron la temática de las Jornadas D. José Raúl Fernández, vicerrector de extensión cultural de la Universidad, y Santiago Guijarro, director de la ABE.
Cada día, de los tres que duraron las Jornadas, estuvo encabezado por una ponencia. Ponencias que se ajustaron a los testimonios textuales que han llegado a nosotros de cada una de las lenguas en que está escrita la Políglota: hebreo, griego y latín.
Primera ponencia: «Qumrán y el texto masorético», por Julio Trebolle Barrera.
Empezó citando a Nebrija, uno de los «padres» de la políglota, junto al cardenal Cisneros. Nebrija comenta, refiriéndose a las tres lenguas del letrero de la cruz: «el hebreo es la lengua de la salvación anunciada, el griego la de la sabiduría y el latín la del poder romano».
Siguió comentando que en las políglotas posteriores a la complutense hay un poliglotismo creciente, con incorporación de nuevas lenguas.
Con la reforma protestante, afirmó, y su máxima «sola scriptura» acaba convirtiéndose en solo texto hebreo, con rechazo de la Vulgata y de los textos deuterocanónicos.
Explicó que en crítica textual siempre fue por delante el NT frente al AT. El texto masorético era prácticamente intocable. No hay prácticamente ediciones críticas del AT. Qumrán –aseveró– cambiará esta dinámica. Los manuscritos bíblicos y parabíblicos de Qumrán nos conducirán de la unicidad a la pluralidad textual.
En la misma línea siguió exponiendo que después del texto de Isaías, 1QIsa, la publicación del resto de textos bíblicos nos llevará a constatar importantes variantes al texto masorético. En algunas ocasiones con textos próximos al Pentateuco samaritano o a la Septuaginta: textos protomasoréticos, protosamaritanos, afines a LXX, independientes o no alienados y textos parabíblicos.
Manifestó que el modelo clásico de crítica textual aplicado a la Biblia no funciona, entre otras cosas por la pluralidad cultural y de autores. Los textos políglotas, en diversas lenguas y traducciones, son una herramienta imprescindible.
Segunda ponencia: «La Biblia griega en la historia y en la teología: el retorno de la Septuaginta», por Natalio Fernández Marcos
Comenzó defendiendo la importancia de la Biblia griega para la exégesis. Un texto que nació en Alejandría (Egipto) y en la época cristiana se convirtió en la Biblia de este nuevo movimiento.
Continúo explicando que la LXX fue la Biblia de la Iglesia hasta el s. V y continúa siéndolo en las iglesias cristianas orientales.
Qumrán ha rehabilitado en Occidente –argumentó– la Septuaginta, con sus variantes textuales, muchas de ellas próximas al texto de la Biblia griega. En algunas ocasiones nos encontramos ante un texto previo al texto masorético o premasorético.
En este sentido, deducía que la LXX, entre otras cosas, es la primera interpretación de la Biblia Hebrea, y no solamente traducción.
Arguyó la necesidad de recuperar, ya ha comenzado, el texto de la LXX, sin el que es imposible entender la historia de la intertextualidad y el uso de la misma por las comunidades judías helenistas y cristianas.
Tercera ponencia: «Catorce siglos de historia de las biblias latinas: de la tradición oral a la Poliglota complutense», por José Manuel Cañas Reíllo
Reivindicó que las biblias latinas nacieron con la intención de recoger la tradición griega en el latín. Y comentó que los primeros indicios de la existencia de textos bíblicos en latín se remontan al s. II. De forma que en la época de san Agustín ya se habían latinizado los textos bíblicos, aunque con una gran pluralidad textual.
Así, las vetus latinas presentan –afirma– una gran dependencia del texto griego.
San Jerónimo, comentó, se encontró con un gran problema de crítica textual a la hora de confeccionar la Vulgata:
Se puede hacer una cronología de las traducciones y revisiones de san Jerónimo:
a) 382-385: revisión de los evangelios
b) 387-390: revisión hexaplar del AT
c) 390-405: traducción del AT ex hebraica veritate
d) La aportación del corpus jeronimiano a la Biblia latina
A nivel semántico, clarificó, que la Vulgata se entiende como el trabajo de traducción y revisión de san Jerónimo y, al mismo tiempo, como se entenderá posterior y actualmente, al texto completo en latín de la Biblia latina, que incluye el trabajo de Agustín y de algún discípulo suyo que completó su trabajo.
Sin embargo, afortunadamente, han llegado a nosotros importantes testimonios de la Vetus Latina: manuscritos, citas patrísticas, influencias en la Vulgata…
Continúo explicando la gran importancia que va a tener la Vulgata en toda la Edad Media. De esta época nos van a llegar pandectas (o colecciones de libros) y ediciones de la Vulgata:
a) s. V-VI: Peregrino, Víctor de Capua y la biblioteca de Casiodoro.
b) s. VII-VIII: Codex Amiatinus; pandectas y ediciones españolas; pandectas del norte de Italia.
c) Época de Carlomagno: biblias de Maurdramme, Metz, Alcuino de York, Teodulfo de Orleans y el Grupo de Ada.
d) s. X-XII: biblias de Montecassini, Grupo italiano, biblias inglesas; ensayos de corrección de la Biblia; las biblias de Étienne Harding y de Nicolás de Manjacoriaq.
e) Las biblias de París.
La imprenta, siguió argumentando, marcara un antes y un después. Aunque los textos adolecerán de los mismos problemas y errores anteriores.
Posteriormente, la Vulgata formará parte de la columna latina de la Políglota complutense. La tradición prevalecerá sobre la innovación. En este texto, para las variantes del AT de la Vulgata se tendrá en cuenta el texto hebreo, no parece así que se haga lo mismo con el griego para el NT.
Junto a los tres grandes discursos, funcionaron, como ya es habitual, diversos seminarios de trabajo bíblicos, que mantuvieron activos a todos los asistentes a las Jornadas. En esta ocasión, funcionaron los seminarios: «Antiguo Testamento», «Orígenes del Cristianismo», «Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento», «Biblia y Pastoral», «Biblia y Antiguo Oriente», «San Pablo» y «La transmisión manuscrita del texto bíblico». El fruto de estos seminarios fue expuesto a la Asamblea de la Asociación, donde también se trataron diversos temas de la marcha de la misma, como presentación de publicaciones y proyectos; invitando a todos los miembros a nuevas iniciativas en el campo de la investigación bíblica.
Sólo cabe añadir la cena de gala que, como cada año, agasaja a los miembros de la ABE que han cumplido los setenta años. En esta ocasión fueron: Víctor Morla Asensio, Gonzalo Aranda Pérez, Juan José Bartolomé Lafuente, Miguel Ángel Lis Soler y José Fernández Lago. Aunque por diversas circunstancias sólo pudieron estar presentes los dos primeros enumerados.
Javier Velasco-Arias