El útlimo Sínodo de los obispos ha devuelto a la juventud el protagonismo que no siempre ha tenido en el seno de la Iglesia. Del mismo modo, tampoco se ha prestado demsiada atención a los miembros más jóvenes de los Institutos de Vida Consagrada. Las circunstancias espirituales y existenciales de quienes viven sus primeros años en esta vocación cristiana no siempre se han tenido en demasiada consideración. El artículo pretende iluminar esta etapa vocacional a través de personajes bíblicos del Nuevo Testamento que son calificados como jóvenes.